Noveno grado

Pruebas semestrales grado Noveno - Lengua Castellana

Pruebas semestrales grado Noveno - Lengua Castellana

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    I.E. SAN FRANCISCO DE ASÍS - PRUEBA SEMESTRAL GRADO NOVENO LENGUA CASTELLANA – GRADO NOVENO INSTRUCCIONES: Luego de cada texto encontrarás unas preguntas, resuélvelas teniendo en cuenta el texto leído antes. EJERCICIO I Cuando uno compra un objeto tecnológico nuevo, compra la ilusión más importante de los tiempos modernos: la ilusión de la velocidad y de la ubicuidad. El objeto promete que, gracias a él, uno puede ser más veloz y estará conectado con más personas en más lugares y en diferentes tiempos. Cada objeto con que contribuya a anular más tiempos y distancias, es decir, que ofrezca una versión más sintetizada del mundo, va a prevalecer. En un mundo marcado por la velocidad, solo los objetos portátiles, que se adosan al cuerpo, que se convierten en parte del cuerpo, tienen derecho a existir. Estos son los objetos que se cuelgan en nuestros cuerpos como un apéndice y se convierten, en cierto sentido, en nuestros sirvientes y en nuestros amos. Ya se anuncian dispositivos que se conectarán a nuestro sistema nervioso y que permitirán acceder directamente, cuando lo queramos, a una pantalla a través de nuestros ojos. Será entonces cuando llegue la era en la que no usaremos las máquinas sino que todos nos habremos convertido en una de ellas.
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    Ejercicio II

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    Las basuras de una gran ciudad constituyen tema curioso que tan pronto aparecen como desaparecen de la atención pública, siguiendo ciclos que al parecer no tienen que ver con lo sucio o lo limpio sino con la política menuda, barata y cotidiana. Más que un tema de estudio y reflexión para buscar soluciones permanentes, el asunto de los desechos sirve a los políticos como pretexto para criticar al otro. Mientras tanto las ciudades no están limpias, y el conjunto de sus habitantes oscila entre considerar que falta alguna fórmula maravillosa que se encargue de todo y desconfiar de cualquier propuesta que se le ponga al frente. Observar lo que sucede con los desechos nos coloca en un excelente mirador para reconocer el funcionamiento de una ciudad. Así sabemos lo que ella produce y consume, apreciamos la multiplicidad de realidades geográficas. También podemos explorar las costumbres de sus habitantes, su organización, así como las relaciones entre ellos mismos y con la autoridad. En un país con tantas diferencias como el nuestro la desigualdad social y económica se expresa de manera clara en las basuras.
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    Ejercicio III

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    En la provincia de indios de Ancasmarca, que es cinco leguas del Cuzco, en la provincia de Antisuyo tienen la fábula siguiente: dicen que cuando quiso venir el diluvio, un mes antes, los carneros que tenían mostraron gran tristeza, y que de día no comían y de noche estaban mirando las estrellas, hasta tanto que el pastor que a cargo los tenía les pregunto qué habían visto a lo cual respondieron que mirase esa junta de estrellas las cuales estaban en aquel ayuntamiento, en acuerdo de que el mundo se había de acabar con aguas. Y así oído esto, el pastor lo trató con sus hijos e hijas, las cuales eran seis y acordó con ellas que recogiesen comida y ganado lo más que pudiesen, y subieron a un cerro muy alto llamado Ancasmarca y dicen como las aguas iban creciendo y cubriendo la tierra, iban creciendo el cerro de tal manera que jamás los sobrepujaron, y que después como se iban recogiendo las aguas, se iba bajando el cerro, y así de estos seis hijos de aquel pastor que allí escaparon, se volvió a poblar la provincia de los Cuyos. Cristóbal de Molina (Cuzco - 1585)
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    Ejercicio IV

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    El credo religioso difiere de la teoría científica porque pretende encarnar una verdad eterna y absolutamente cierta, mientras que la ciencia es siempre provisional, esperando que tarde o temprano haya necesidad de modificar sus teorías presentes, consciente de que su método es lógicamente incapaz de llegar a una demostración completa y final. Pero en una ciencia avanzada, los cambios requeridos son generalmente solo aquellos que sirven para proporcionar mayor exactitud; las viejas teorías conservan su utilidad mientras se trate de aproximaciones toscas, pero faltan cuando se hacen posibles algunas nuevas observaciones minuciosas. Además, las invenciones técnicas sugeridas por las viejas teorías quedan como prueba de que han tenido hasta cierto punto una especie de verdad práctica. La ciencia favorece así el abandono de la investigación de la verdad absoluta, y la sustitución de ella por lo que puede llamarse verdad "técnica", categoría de verdad que corresponde a toda teoría que pueda emplearse con éxito en invenciones y en la predicción del futuro. La verdad ''técnica" es una cuestión de grado; una teoría es más verdadera que otra si de ella brotan más invenciones y predicciones de éxito. El "conocimiento" deja de ser un espejo intelectual del universo y llega a convertirse en mera herramienta práctica en la manipulación de la materia. Estas implicaciones del método científico no eran visibles a los pioneros de la ciencia, que aunque practicaban un nuevo método de buscar la verdad, aún concebían la verdad misma tan absoluta como sus oponentes teológicos.
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    Ejercicio V

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    Los deberes por escrito o para aprender de memoria, para repasar o preparar, que se acumulaban durante el día de una lección a otra, podían terminarse en casa por la noche a la luz íntima de la lámpara. Este trabajo tranquilo, rodeado de la bienhechora paz casera, al que el profesor atribuía unos efectos especialmente trascendentes y estimulantes, duraban solamente hasta las diez los martes y los sábados, y los otros días hasta las once, las doce y a veces más. El padre refunfuñaba un poco por el desmesurado gasto del petróleo, pero miraba ese estudio con orgullo satisfecho. Para eventuales horas de asueto y para los domingos (que forman, como sabe, la séptima parte de nuestra vida) se encarecía la lectura de algunos autores no leídos o el repaso de la gramática. Naturalmente con medida. Es necesario salir a pasear una o dos veces por semana. Hace verdaderos milagros. Además puede uno llevarse un libro al campo si hace buen tiempo; ya verás qué bien, con cuanta alegría se estudia afuera, al aire fresco. Y sobre todo, ¡ánimo! Hans trataba de mantenerse animado dentro de lo posible. Empezó a utilizar para estudiar también los paseos, y andaba callado, espantadizo, con cara trasnochada y ojos cansados y ojerosos.
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    Ejercicio VI

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    Todos los cuerpos capaces de enviar luz a los otros que los circundan constituyen focos luminosos o luminares, pero se reserva la denominación de cuerpos luminosos a los que emiten luz sin haberla recibido de otros, como ocurre con el sol y la bujía citada anteriormente, y se dice acertadamente que los cuerpos luminados a los que reciben su luz de otros, como ocurre con la luna, que recibe su luz del sol, o con las páginas de este libro, que devuelven la luz que reciben del foco que las ilumina. Existen cuerpos como el aire, el agua en pequeñas masas, ciertos tipos de cristal y vidrio y otros muchos, que permiten el paso de la luz por su masa y además dejan ver claramente los objetos a su través estos cuerpos se llaman transparentes y la propiedad correspondiente es la transparencia. Es claro que la transparencia varía para su cuerpo dado con el espesor del mismo y depende también de la luz que lo atraviesa; así, una masa de agua va perdiendo su transparencia cuando crece su espesor; un vidrio puede dejar pasar los rayos rojos y no los verdes. Cuando los cuerpos dejan pasar la luz sin permitir que se distingan los objetos a su través se dicen translúcidos; la propiedad correspondiente es la traslucidez. Se puede pasar por grados, aumentando el espesor, de un cuerpo transparente a otro traslúcido, hasta que la traslucidez desaparezca del todo: en este último caso, el cuerpo se llama opaco.
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    Ejercicio VII

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    Para el hombre andino, el universo se refiere tanto a la parte de la naturaleza, con la cual el hombre y el grupo tienen contacto, así corno a su proyección en la esfera de la imaginación simbólica, sin que se advierta la separación entre lo que nosotros llamamos latencia numinosa que se condensa en una serie de entidades supra naturales, cada una con un papel y una ubicación específicos, y en cuyas relaciones el hombre afirma y define su condición existencial. El mundo como un todo pertenece a un orden moral y está gobernado no por leyes físicas sino por principios de carácter moral y sagrado; por eso es que como muy bien lo hace notar Juan Núñez del Prado, las creencias tienen "una función normativa mucho más vigorosa en la cultura andina que en la occidentalizada". El conocimiento empírico de la realidad no se separa del contenido mítico en dos maneras más o menos generales de enfrentarse al mundo sino que ambas maneras se hallan yuxtapuestas. Es evidente que todas las comunidades poseen los planteamientos básicos de la ciencia y la técnica cuando se advierte que el hombre es capaz de controlar la naturaleza de alguna manera mediante el trabajo tanto físico como mental y en todo grupo existe un conjunto de conocimientos básicos sustentados en la experiencia y en la razón, pero en las comunidades de tecnología simple este conjunto se agota en los límites mismos de sus escasas fuerzas productivas; de allí que sus expectativas se hallen cifradas en la imaginaria potencia de los símbolos más que en las posibilidades de su técnica profana. El mundo está lleno de divinidades y espíritus protectores del hombre, de los animales y de la agricultura, los hay también maléficos y otros anodinos. Estos tuvieron probablemente funciones más específicas que se han ido perdiendo con el tiempo. Las divinidades controlan el devenir y los fenómenos de la naturaleza, pero actúan también según el comportamiento de los humanos, de tal manera que el hombre, a través de sus propias acciones, participa de su propio control, motivando la respuesta de los dioses. Las formas de comportamiento están prescritas por la tradición, que condena las malas acciones, explícita los castigos de orden sobrenatural y confirma los ritos con que se propicia la protección o se aplaca la indignación de los dioses.
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